Durante el periodo 2002-2007 el PBI del Perú acumuló una tasa de crecimiento de 43.7%, es decir, un promedio anual de 6.2%. Tales tasas no se registraban desde la década de 1960, según da cuenta el BCR. Estas cifras, positivas por donde se las mire, no reflejan sin embargo una mejora de la calidad de vida de la población, pues para medir cambios en ese sentido es necesario analizar la evolución de otro tipo de indicadores, los que están relacionados con educación, salud, nutrición, etc. Pese que ahora el presidente García incluye a los críticos de los programas de lucha contra la pobreza, en lo que llama "el perro del hortelano".Los rankings de competitividad, como el del Foro Económico Mundial o el índice de desarrollo humano del PNUD, muestran que el Perú no sale bien parado. Todo lo contrario, en muchos de los indicadores relacionados con calidad de vida "competimos" por los últimos lugares. Los organismos multilaterales también están dando prioridad al reto de transformar el crecimiento en desarrollo y, por ende, en bienestar. "El hecho de que América Latina tenga la mayor desigualdad de ingresos del mundo ha sido motivo de preocupación. Que la región sufra además de desigualdad de oportunidades es, de hecho, sumamente inquietante", señala un informe del BID publicado en noviembre.Un estudio de la CAF hace hincapié en el hecho de que el crecimiento económico en la región no ha estado acompañado de una reducción de la pobreza en la misma magnitud. Añade que los gobiernos latinoamericanos destinan un porcentaje menor de sus presupuestos al gasto social, si se los compara con otros países del mundo (no necesariamente los más ricos).Ambos diagnósticos son de aplicación al Perú. La acumulación de capital humano no parece ser un tema prioritario en la agenda del Estado y los intentos por apuntalar la eficiencia del gasto social o implementar mejoras estructurales han sido tímidos. Un claro ejemplo fueron las idas y venidas en la regulación de las evaluaciones a los docentes, lo que además indicaría que no se está trabajando sobre la base de un plan seriamente diseñado. Aunque el PBI continúe incrementándose, si no se asume que el crecimiento por sí solo no crea bienestar para todos, los pobres seguirán siendo pobres.