Por primera vez en cinco décadas los cubanos asisten a un relevo en el poder. En una histórica sesión parlamentaria, Raúl Castro fue designado nuevo presidente de Cuba y comenzó su mandato de cinco años anunciando cambios en el país, pero al mismo tiempo ratificando que consultará las decisiones claves, en los sectores defensa, economía y relaciones internacionales, con su hermano Fidel, lo que abrió interrogantes sobre el real alcance de los cambios prometidos.En un discurso plagado de referencias a Fidel, que renunció el martes de la semana pasada tras 49 años en el poder, a quien sigue considerando su guía y líder de la revolución cubana, Raúl Castro --que fue el único militar en el acto que no lució uniforme-- asumió la jefatura de Estado con la promesa de que su prioridad será reconducir la economía del país "dentro del socialismo". Reitero que Cuba "tendrá por prioridad satisfacer las necesidades básicas de la población, tanto materiales como espirituales, partiendo del fortalecimiento sostenido de la economía nacional y de su base productiva".