La muerte de dos campesinos que participaban el martes en el paro agrario en Ayacucho encendió una pradera que ayer se consumió en medio de la violencia de la turba y el poco tino de la policía que buscó sofocar la violencia con más violencia. Según se pudo confirmar, los pobladores de Quinua que fallecieron en el enfrentamiento del martes, cayeron abatidos por disparos policiales durante la trifulca. A pesar de ello, los uniformados no escarmentaron y ayer usaron sus armas para tratar de repeler la violencia de algunos grupos. La protesta comenzó a las 10 a.m. y en ella participaron unos ocho mil ayacuchanos que reclamaban que se investigara la muerte de los manifestantes. La marcha se desarrollaba con tranquilidad, pero a las 11 a.m., un incendio en un puesto comercial dio pie a airados reclamos seguidos por un desbande generalizado que hizo que la policía usara nuevamente sus escopetas de perdigones y sus bombas lacrimógenas. Como consecuencia de toda esta trifulca, por lo menos 79 personas resultaron heridas.