Durante buena parte de la presente década, las economías latinoamericanas se vieron favorecidas por un contexto internacional excepcionalmente favorable, caracterizado por una robusta expansión de la actividad económica global, altos precios de las materias primas, abundante liquidez y bajas tasas de interés. Adicionalmente, la expansión registrada por la economía de los Estados Unidos fue un factor que fortaleció el dinamismo económico mundial observado en los últimos años. Este panorama está cambiando rápidamente, en la medida que se está consolidando un escenario de enfriamiento de la economía norteamericana, lo que para algunos economistas podría ser el inicio de una recesión. Sin embargo, hasta este momento, las economías emergentes están mostrando una gran resistencia frente a la desaceleración económica de los Estados Unidos. Ello ha dado lugar a que diversos analistas sugieran que, en esta ocasión, a diferencia de lo observado en el pasado, es probable que algunas de estas economías se "desacoplen" del tren norteamericano.