La última encuesta de Apoyo es interesante y debe ser motivo de reflexión serena por la clase política y empresarial. Por un lado, la popularidad presidencial se mantiene en porcentajes mínimos del 8 %, pero no tan alejada de la aceptación de otros poderes como el Congreso ( 9%) y el Poder Judicial (12%). Del otro lado, sin embargo, el 72% de los limeños se expresa a favor de la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos y un 74% cree que los acuerdos con China impactarán positivamente en las exportaciones.¿Qué significa esto? Es revelador que la mayoría ciudadana, al menos en Lima que representa un tercio del país, haga la diferencia entre la magra aceptación de los poderes públicos de lo que debe ser la gestión económica. En esto último se evidencia una apertura a los mercados externos, que pueda llevar a mejorar las exportaciones y, por consiguiente, a incrementar los niveles de empleo. Dichos resultados deben animar al Gobierno a redoblar esfuerzos para consolidar el TLC, a pesar de la campaña de algunos sectores que aducen serían perjudicados por dicho instrumento.No hay que temer, pues, a la apertura y la globalización. Lo que debemos hacer es prepararnos para enfrentar el reto, que, como bien percibe la población, tiene más ventajas que desventajas.En cuanto a temas más ceñidos a la agenda política nacional, los resultados de la encuesta son tanto o más complejos. Hay un marcado apoyo a la tesis del voto facultativo (62%), más coherente con el respeto a la libertad personal y la responsabilidad política. De allí que mantener la obligatoriedad del voto es una rémora del pasado que el Congreso debe rechazar. Sin embargo, llama la atención que el 55% prefiera un Congreso de una sola cámara, lo que debe entenderse en el debido contexto. Al parecer, lo que hay detrás no es una oposición a la tesis misma de una cámara adicional, reflexiva y representativa, sino más bien un rechazo al despilfarro de recursos por una clase parlamentaria actualmente desprestigiada.Como toda encuesta, la que ahora comentamos es una percepción que puede ser epidérmica y temporal. No obstante, constituye un referente importante a la hora de evaluar la gestión gubernamental, que no puede ser ajena al clamor ciudadano a la hora de tomar las trascendentales decisiones nacionales que a todos nos afectan de una u otra manera.