Jorge del Castillo recuerda con claridad lo ocurrido la noche del 5 de abril de 1992, cuando el gobierno de Alberto Fujimori rompió el orden constitucional y dispuso la detención de sus opositores. En esa fecha, el hoy presidente del Consejo de Ministros se encontraba en el domicilio del presidente Alan García, y un grupo de militares lo secuestró, lo llevó encapuchado a una instalación militar y lo mantuvo cautivo por cinco días.Esto lo ha convertido en uno de los principales testigos del juicio que se sigue a Alberto Fujimori, tal como se vio el viernes. Pero su testimonio también le ha ganado la antipatía de los seguidores de Fujimori, quienes calificaron sus declaraciones ante el juez César San Martín como un acto "inamistoso, hostil e innecesario". Ante esto, Del Castillo negó, en entrevista con RPP, cualquier exceso en su testimonio. Precisó, en cambio, que en la audiencia a la que fue invitado se limitó a narrar lo vivido el 5 de abril del 92. "Yo no hice sino referirme a los hechos, como corresponde a cualquier testigo que está bajo juramento. Fui lo más fiel a la realidad", dijo. "Alguien ha dicho que fue un gesto inamistoso -agregó-. Para empezar, yo nunca he hecho gestos amistosos con ellos (los fujimoristas). Toda mi vida, mi línea política ha sido sumamente clara; y en ese tema he tenido una posición indeclinable".