Chincha es una ciudad destruida. Rumas de desmonte por doquier son parte del paisaje. Todo está a medio construir... o a medio destruir. Los restos de paredes de lo que fueron casas, colegios o instituciones están igual desde aquel fatídico 15 de agosto. Viviendas de material noble, con rajaduras desde el terremoto, siguen en pie desafiantes. Se siente la ausencia del Estado. El presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Ysaac Cruz Ramírez, llegó a esta ciudad para entregar las obras de reconstrucción del Colegio Fe y Alegría No 30 y reconoció las trabas que pone la burocracia estatal para ayudar a los miles de damnificados del sur. "Lamentablemente hemos querido hacer lo mismo (ayudar) con otras instituciones del Estado, pero demasiadas trabas impidieron concluir esfuerzos similares a éste", señaló. (Edición sábado).