UNIDAD RACIONAL
17 de enero de 2008

Para un país como el nuestro, en el que con frecuencia reina el desorden cuando llega el momento de las decisiones cruciales, la manera como ayer se concretó la presentación de la demanda peruana ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la delimitación marítima con Chile, debería ser un motivo de satisfacción nacional.En ese sentido, con sobriedad, prudencia y tacto diplomático, la de ayer fue una jornada magnífica. La presentación de la demanda por parte de Allan Wagner -el agente del Estado peruano ante la Corte-, su posterior conferencia de prensa, el discurso del presidente Alan García ante el Congreso, y la consolidación del respaldo unánime por parte de todas las fuerzas políticas del país, desde las cercanas al Gobierno hasta -lo que es más importante- las opositoras al mismo, constituyen expresiones de que el tema se está manejando con profesionalismo y sentido de unidad nacional que tiene, en el contexto actual, una lógica bastante racional.Incluso el Partido Nacionalista, que había expresado a través de su líder, Ollanta Humala, algunos reparos iniciales al esquema planteado por Torre Tagle, ha señalado que "una vez que se presenta la demanda, tenemos que apoyar la posición del Gobierno".Al mismo tiempo, también cabe destacar el tono del mensaje del presidente García en lo que concierne tanto a los fundamentos y la legitimidad de los objetivos de la demanda peruana, como en cuanto a la relación con Chile, y las reacciones ocurridas ayer en Santiago por parte del canciller Alejandro Foxley.De este modo, un desafío crucial a partir de ahora será, además de realizar los mayores esfuerzos posibles para que nuestros argumentos se impongan ante los jueces de La Haya, proteger la relación bilateral con Chile. Esto es de la mayor conveniencia para el Perú. Por un lado, porque es obvio que la construcción de una relación de buena vecindad es obviamente favorable para el país. Por el otro, porque es la mejor manera de crear el entorno propicio para esperar, con paciencia, el fallo final de la Corte de La Haya. Por lo pronto, las señales expuestas ayer son, sin duda, muy positivas para avanzar en dicha dirección, señala Augusto Álvarez Rodrich.