Han sido 15 años de espera. Aquel 16 de julio de 1992, fecha en la que ocurrió el atentado terrorista en la calle Tarata de Miraflores, ha quedado grabado en la mente de todo peruano, pero sobre todo dejó una huella amarga y un doloroso recuerdo en las familias directamente afectadas. Estos hogares hoy encontrarán la reparación que esperaban pues los 20 fallecidos y sus familiares directos pueden solicitar su inscripción en el Registro Único de Víctimas (RUV) y obtener los beneficios del Plan Integral de Reparaciones.El doctor Oswaldo Cava, padre de Pedro Cava Arangoitia, una de las víctimas, siente esta disposición como un acto de justicia que permitirá que el Estado Peruano compense a las familias afectadas.(Edición sábado).