La liberación de dos rehenes colombianas, por parte del grupo terrorista de las llamadas FARC, es una gran y esperada noticia, que llena de alborozo a sus familias, a Colombia y al mundo. Sin embargo, no podemos dejarnos seducir por la taimada estrategia propagandística de los captores ni por el inefable papel supuestamente humanitario del presidente venezolano Hugo Chávez.Para las FARC, no sabemos si se trata de un gesto humanitario, pero sobre todo es de reivindicación para su mayor simpatizante Hugo Chávez, tras el fiasco anterior cuando prometieron liberar también a Emmanuel, lo que era imposible pues el pequeño estaba en un orfanato.Y, para retribuir el gesto, ayer mismo el autoritario mandatario venezolano ha puesto como insólita condición, para reanudar relaciones con el Gobierno Colombiano, que el presidente Uribe levante el estatus de terroristas a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y al ELN (Ejército de Liberación Nacional). Este chantaje demuestra de qué lado está Chávez --que se alía sin ninguna vergüenza al mayor enemigo interno del Estado Colombiano--, y exige la solidaridad mundial para ayudar a este país hermano a terminar con esta terrible situación.Las llamadas FARC no tienen nada de revolucionarias. Son terroristas porque hace varias décadas usan métodos de terror, violencia y secuestro contra una nación que quiere la paz, y son aliados de los narcotraficantes a los que protegen y de los que medran en un amplio territorio que consideran zona liberada. Han matado a varios inocentes y mantienen cautivas a más de 700 personas, para canjearlas o para pedir rescate económico. Un gesto humanitario auténtico sería dejar libres y en paz a los secuestrados, pero es algo que difícilmente harían las FARC sin conseguir nada a cambio. Nuestra solidaridad con los rehenes y con la nación y el Gobierno Colombiano, y nuestro llamado a la Cruz Roja y a la comunidad internacional para continuar abriendo vías de restauración de la paz y la libertad plena para todos los colombianos, a los que un grupo violentista y seudopolítico no puede seguir arrebatándoles territorio, esperanza y futuro.(Edición sábado).