No hubo llantos, quizá porque habían llorado mucho en los últimos años. Por el contrario, la sonrisa marcaba los rostros de Clara Rojas, de Consuelo González y sus familiares cuando se fundieron en abrazos y besos que esperaron casi seis años para materializarse.La felicidad no tuvo límite. Consuelo abrazaba a sus hijas y conocía a su nieta, mientras Clara no quería soltar a su anciana madre, quien le acariciaba la cara como reconociéndola y convenciéndose de que esa era la hija que las FARC le arrebataron hace cinco años y 11 meses.De esta forma se materializaba una liberación que prometieron las FARC desde el 18 de diciembre y que, tras una fallida operación de rescate dirigida por el presidente venezolano, Hugo Chávez, y apoyada por seis países, mantuvo en vilo a Colombia por más de 15 días.