Uno de los argumentos que plantean los que se oponen a la exportación de LNG es la supuesta falta de reservas, lo que pondría al país como importador para satisfacer sus necesidades de crecimiento. Con el anuncio reciente del MEM de que las reservas de gas natural pasaron de 11 a 13 TCF (por sus siglas en inglés) y el próximo anuncio de Repsol y Petrobras de un incremento mayor, lo que ha motivado la declaración del Presidente de la República de que llegaremos pronto a 20 TCF, el argumento ha quedado bastante debilitado. Sin embargo, analicemos con mayor detalle su validez. Algo que no se menciona es que la exportación, si el proyecto no tiene demoras, recién comenzará en el primer semestre del 2010, o sea dentro de treinta meses, período durante el cual se seguirán desarrollando nuevas reservas porque existe el incentivo del mercado local y extranjero, que lógicamente desaparecería si como plantean algunos se prohíbe la exportación. El proyecto de exportación de LNG tiene cinco años de estudios y gestiones y ha asegurado la utilización de 4.1 TCF para alimentar un tren de producción. El mercado interno bajo las proyecciones más optimistas queda asegurado por más de treinta años. Hay quienes dicen que debemos tener ochenta años de reservas para pensar en exportar, pero eso no resiste el más mínimo análisis económico.Una variante del argumento de no exportar LNG es que al país le conviene la petroquímica por su mayor valor agregado. Lo que no se dice es que para justificar económicamente ese proyecto la mayor parte de la producción será para exportación, ya que lamentablemente el tamaño del mercado nacional de fertilizantes nitrogenados y plásticos es tan reducido que no justificaría la inversión. Además, debemos recordar que las plantas de urea y negro de humo se tuvieron que cerrar por ser antieconómicas. ¿La exportación de LNG se opone a la petroquímica? De ninguna manera. Se trata de dos proyectos con horizonte temporal diferente. Pampa Melchorita empezó hace más de cinco años y le faltan tres de construcción. Las dos plantas de petroquímica incluidas en el Plan Indicativo de Hidrocarburos están a un nivel de pre-factibilidad. Les falta factibilidad, localización, estudio de impacto ambiental, aprobación del estudio y estructuración del financiamiento. Camisea III (petroquímica) es una buena noticia para el país, pero no compite con la exportación de LNG. La principal lección de Camisea fue la de darle continuidad a la política energética y la estabilidad contractual. Eso nos ha evitado problemas de falta de inversión que hoy enfrentan nuestros vecinos, señala Jaime Quijandría Salmón, director Ejecutivo del BID.