Que un país ingrese a una 'economía de guerra' implica, entre otras acciones, mantener el funcionamiento de las actividades económicas indispensables, procurar el autoabastecimiento, desincentivar el consumo privado, garantizar la producción de alimentos y controlar la economía nacional desde el Estado. En la historia, las naciones han asumido esta situación frente a violentas convulsiones (sean o no conflictos armados).Pero para la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), la reciente advertencia del presidente Alan García en torno a que el Perú entrará en un proceso de este tipo, debido al alto precio internacional del petróleo, no puede interpretarse en el sentido amplio de la frase, sino solo en la necesidad de que nuestra nación acelere el proceso de cambio de matriz energética al uso del gas natural."Sería exagerado pensar en que viviremos una economía de guerra en todos los campos. Hay que interpretarlo como la celeridad que se le tiene que dar al mayor uso del gas", dijo a Perú.21 Jaime Cáceres Sayán, presidente del mayor gremio privado.