Se dan las condiciones para que, definitivamente, el año que empieza sea uno de cambio y despegue en todo sentido. Hay que mantener el optimismo, trabajar y promover consensos para fortalecer la institucionalidad y consolidar dichos objetivos.En cuanto a lo económico, hemos suscrito, tras arduo esfuerzo, un tratado de libre comercio con EE.UU., que bien manejado podría catapultarnos al desarrollo, asegurar mercado a nuestras exportaciones, crear mayor empleo y mejorar la calidad de vida de todos los peruanos. Complementariamente, el Gobierno debe seguir abriendo vías para otros TLC con la China, la Unión Europea y otros países, con una gran estrategia de apertura, pragmatismo y desarrollo. Y, claro, el foro mundial del APEC que se realizará en nuestro país es una magnífica oportunidad para presentar la cara del nuevo Perú.Políticamente, tenemos aún por delante la dura tarea de desterrar las zancadillas y los egoísmos partidarios, así como el nefasto otoronguismo parlamentario, para propiciar una nueva cultura en que los ciudadanos participen más activamente y los políticos actúen mirando el bienestar nacional y asuman responsabilidad por ello. Hay regiones en las que ya se siente el crecimiento y otras que lo perciben menos. El reto es seguir promoviendo la inversión descentralizada para que el desarrollo inclusivo llegue a todos, para lo cual debemos mantener las condiciones de estabilidad política y jurídica, y paz social. La lucha contra la delincuencia y la reducción de los sangrientos accidentes de tránsito deben, por ello, merecer atención prioritaria y urgente.No esperemos que todo caiga del cielo: cada cual debe poner el hombro en lo que le corresponde para avanzar y lograr los objetivos trazados .