El reciente remozamiento ministerial es saludable para inyectar de mayor dinamismo al Gabinete Ministerial y al Gobierno en determinadas áreas, pero sin perder de vista los objetivos y las políticas de Estado, como los de crecimiento económico e inclusión social.De antemano, es positiva la ratificación de Jorge del Castillo al frente del Gabinete Ministerial, por su capacidad de trabajo y su reiterada vocación de apertura y consenso. Puede haber tenido errores y trastabilleos, pero ha sabido mantenerse firme en el timón de la orientación general del Gobierno, a pesar de los ataques del humalismo y del fujimorismo.Junto con él permanecen la mayoría de ministros, como el de Economía, de moderado perfil pero reconocida eficacia, que se han convertido en puntales de una gestión que ha logrado afianzar un crecimiento económico histórico y esperanzador.La entrada de nuevos y destacados independientes como Ántero Flores-Aráoz, Mario Pasco Cosmópolis y Rosario Fernández debe permitir una mayor oxigenación en sectores claves como Defensa, Trabajo y Justicia, en los cuales Allan Wagner, Susana Pinilla --que pasa al Ministerio de la Mujer-- y María Zavala marcaron derroteros importantes. Ahora habrá tiempo de revisar metas y objetivos, emprender las reformas que se sigue postergando y, cómo no, resistir los embates del radicalismo aprista que insiste en usar el Estado como una parcela para pagar favores políticos.El caso de Defensa es especialmente delicado. Wagner ha desempeñado un excelente papel en el complejo tema de la reforma militar, pero es evidente que se ha encontrado con muchos escollos, dentro y fuera de los cuarteles, que se resisten a cambiar el statu quo y que constituirán una verdadera prueba de fuego para el nuevo ministro, que esperamos no se niegue a asumirla. Y en el Mimdes, la presencia de Pinilla, buena administradora de innegable sensibilidad social, debe servir para relanzar un sector básico para la implementación y reingeniería de los programas sociales.La salida de Carlos Vallejos de Salud, un especialista reconocido y probo, es ciertamente lamentable, pero necesaria por el desgaste que había sufrido debido a los escándalos de las licitaciones y las infecciones por VIH, en las que no tenía responsabilidad directa. Hernán Garrido Lecca, que deja Vivienda, asume ahora el reto de gerenciar, sin ser médico, un sector amplio y complejo del que quizás se espera demasiado en el acercamiento de la salud al pueblo.Donde se ha perdido una oportunidad de recambio es en Interior. A pesar de las críticas y de los escasos logros, por la fuerza del aprismo Luis Alva Castro permanece a la cabeza de una cartera difícil y plena de escándalos y magros logros, en la que la ciudadanía demanda cambios palpables según las encuestas. La reforma policial, por ejemplo, tendrá que entrar en la prioridad de su agenda.Como lo señalamos recientemente, los cambios ministeriales no pueden ser rituales bianuales ni fruto de presiones partidarias o componendas. Ahora que se ha remozado el Gabinete atendiendo principalmente a capacidades y resultados, el Gobierno tiene que reiterar, como lo ha hecho el presidente, su compromiso con el país no solo para consolidar el crecimiento sino para hacerlo más inclusivo y dinamizador, de modo que llegue a todos los peruanos, independientemente de su filiación partidaria.