Ante el alarmante nivel de contaminación que alcanzó el río Mantaro, los líderes religiosos asumieron esta vez el papel de voceros de la comunidad para exigir al gobierno tomar las riendas en el asunto y acelerar la construcción de la planta de tratamiento de aguas ácidas generadas por el pasivo minero del túnel Kingsmill, informó Pedro Barreto, monseñor del Arzobispado Metropolitano de Huancayo.Explicó que la construcción de una planta extranjera empezaría recién en el 2009 y su operatividad todavía mucho tiempo después, mientras que los equipos nacionales podrían hacerlo en seis meses, "y lo que ahora buscamos es reducir los plazos sin que eso deje de ser eficiente".