La desnutrición todavía es una realidad lacerante en nuestro país, pues afecta al 26% de los niños menores de 5 años (unos 700.000), y pese a que en el Perú se ejecutan abundantes programas de asistencia social --0,68 del PBI en el 2006--, todavía es un nivel relativamente bajo del gasto respecto de las necesidades nacionales y en comparación con los parámetros regionales.Así lo señala el Banco Mundial en su estudio "Protección social en el Perú ¿Cómo mejorar el resultado para los pobres?" que será presentado esta semana, junto con el video "Mi futuro en mis primeros centímetros", el cual se centra en la importancia de combatir la desnutrición durante los primeros dos años de vida, mostrando que tiene consecuencias irreversibles. Además, demuestra que esta situación no tiene nada que ver con características étnicas, el nivel socioeconómico, vivir en una ciudad de altura o en zonas rurales, sino con la buena orientación que puedan brindar los profesionales de la salud y el compromiso de los padres para exigir una asesoría de calidad a fin de vigilar el normal desarrollo de sus hijos y cumplir todas las recomendaciones recibidas por los especialistas.El informe indica que si bien los programas de transferencia de alimentos están bien focalizados, contribuyen poco a la reducción de la pobreza y desnutrición, debido al bajo nivel global del gasto y el hecho de que los recursos abarcan demasiado. El bajo impacto sobre la nutrición se debe a que no están focalizados en los niños pequeños y a que se concentran excesivamente en el reparto de alimentos antes que en el monitoreo del crecimiento y en enseñar a las madres cómo alimentar y cuidar a sus bebes.