El pleno del Congreso tiene la gran responsabilidad, y con ello la posibilidad reivindicatoria, de cerrar la presente legislatura con la aprobación de dos trascendentes reformas constitucionales. Una tiene que ver con el mejoramiento del sistema político y la otra con la apremiante reforma judicial.En cuanto al primer punto, para preservar la salud y la viabilidad del sistema democrático, es indispensable retornar a un Congreso bicameral, en el que el Poder Legislativo esté balanceado por una cámara de diputados y otra de senadores. Del mismo modo, resulta importante para la legitimidad de los parlamentarios que haya una renovación por tercios del Congreso, la cual podría operar desde el 2011. Asimismo, es importante incluir en las modificaciones constitucionales el voto facultativo (voluntario) porque el sufragio es un acto de consciencia democrática y no una obligación. Ahora bien, en un Congreso fragmentado como el actual, es sumamente complicado alcanzar los 81 votos requeridos para la reforma constitucional. Por eso, invocamos un acto de sensatez de las bancadas parlamentarias, especialmente los grupos humalistas y fujimoristas, que deberían deponer sus interesadas agendas y soterrados intereses, para contribuir a lograr estos cambios institucionalmente tan vitales. Esperamos que las próximas jornadas legislativas sirvan para concretar estas votaciones de fondo de cara a la Carta del 93. Es preferible corregir lo vigente que buscar fórmulas equivocadas en asambleas constituyentes y reformas integrales que no hacen sino sembrar crisis y nuevas aventuras de refundación política.