Después de un año de continuos repuntes económicos, todo indica que cuando acabe el 2007 se habrá logrado el mayor crecimiento del producto bruto interno (PBI) de la década, con un 8% de incremento y hasta quizá un poco más.En términos prácticos, si el valor de toda la producción nacional en el 2006 fue de 92 mil millones de dólares, esta vez alcanzará la plusmarca de los 100 mil millones de dólares. Es indiscutible el buen rumbo por el que vamos y la excelente racha que nos acompaña. Desde el primer trimestre las cifras eran auspiciosas con un crecimiento de 8,1% y en el tercero ascendió a 8,4%. Precisamente, entre julio y setiembre, de acuerdo con diferentes estadísticas, el sector construcción mejoró en 14,9%, seguido por el comercio con 10,7% y la manufactura no primaria con 9,9%.Sin embargo, la perspectiva para el siguiente año es distinta. Entre otras cosas, porque resulta previsible una desaceleración del crecimiento económico mundial, que podría repercutir en el país. Además, en este ciclo de expansión son más visibles los cuellos de botella y las barreras que puede generar el Estado.Por eso, pese a las buenas nuevas económicas, este no es momento para el carnaval sino la gran ocasión de aplicar un decidido plan ejecutivo que derribe los obstáculos que frenan el desarrollo. El objetivo es transformar el papel del Estado y expandir su función de facilitador de la creatividad de la pequeña, mediana y gran empresa, en lugar de desanimarla con tanta traba burocrática.Y estos no son los únicos retos que hay que superar. Es imprescindible mejorar la infraestructura. En promedio, se requiere una inversión pública de 4% del presupuesto y lamentablemente, por ahora, solo cubre el 1%. El déficit de carreteras y puertos es clamoroso, y aquí más que diagnosticar el problema solo cabe materializar las soluciones.Corresponde al Congreso acelerar los ajustes legislativos para modernizar al Estado, en tanto que el Gobierno Central junto con los gobiernos regionales y municipales tienen enfrente el titánico reto de hacer más eficiente la gestión pública. Esa es la fórmula para asegurar el buen ritmo económico que necesita el país para tener futuro.(Edición sábado).