Parecería que Hugo Chávez ha perdido la chaveta y que descarga su altanería peleando con cuanto jefe de Estado se le cruce en el camino. Pero, aunque con frecuencia lo parezca, no está loco. Lo que pasa es que su referéndum constitucional se le está complicando, y quiere salvarlo con el típico uso del frente externo.Las últimas semanas han sido movidas para la diplomacia venezolana. En la Cumbre de Santiago, Chávez acabó enfrentado, por su voracidad incontrolable de parlanchín prepotente que no respeta a nadie, con el rey Juan Carlos I -quien intentó atajarlo con el ya célebre 'por qué no te callas'- y con José Luis Rodríguez Zapatero.La respuesta de Chávez consistió en el 'congelamiento' de la relación con España y hostilizaciones fuera del marco legal a las empresas españolas que operan en Venezuela. Algo que es bueno tener en cuenta por si se le ocurre instalar a PDVSA en el Perú, pues es obvio que, para él, los negocios van de la mano con la política.Chávez también tuvo un encontrón con Michele Bachelet. Le malogró la cumbre realizada en su país, y después trató de zamparse en la antigua discrepancia limítrofe entre Bolivia y Chile con la delicadeza del elefante en la cristalería.Fue del mismo modo que quiso manejar el caso de los rehenes de las FARC, asumiendo que podía hacer lo que le diera la gana en Colombia. Como consecuencia, ahora la relación se ha roto ante el anuncio del venezolano de que seguirá así hasta que Álvaro Uribe deje el cargo.Chávez posee el respaldo incondicional de Evo Morales -en la práctica, un subordinado suyo-; el apoyo de los Kirchner por los favores económicos hechos a Argentina; la 'vista gorda' de 'Lula', quien prefiere no meterse en el callejón latinoamericano de un solo caño (que Chávez cree que es suyo); mientras el ecuatoriano Rafael Correa mantiene, hasta el momento, una posición digna de autonomía frente al cachaco venezolano.Alan García ha hecho esfuerzos para 'llevar la fiesta en paz' con Chávez, pero el tiempo de las definiciones en la región podría estar cerca. El rompimiento va a ser inevitable, así que será mejor irse preparando para cuando llegue ese momento. Y, por supuesto, tener muy claro en qué lado del pleito debemos estar, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.