L os atentados de las últimas semanas en zonas de influencia del VRAE, como Ocobamba (Apurímac) y Tayacaja (Huancavelica), han vuelto a poner en entredicho la eficacia de la lucha antisubversiva y antidrogas sin que el Gobierno asuma hasta hoy una acción decidida e integral. Es por ello pertinente que el Congreso cite a los ministros de Defensa y del Interior, así como al presidente del Consejo de Ministros, para encontrar explicaciones urgentes a un problema que se ahonda cada vez más. Del análisis de los hechos lo que queda en claro es que el Estado no termina de ver la luz al final del túnel en el combate a bandas criminales que, juntas o de manera individual, periódicamente sorprenden a las fuerzas del orden con ataques armados, como los perpetrados en los últimos 15 días. Y peor aún, como ha sucedido en el caso de Tayacaja, actúan bajo el mismo modus operandi y en la misma zona.Las estrategias del Gobierno tienen, pues, que reformularse y con urgencia, considerando en principio dos aspectos medulares: las características que hoy exhiben la subversión y el narcotráfico, y las potencialidades reales del Estado para responder de manera integral a ambos desafíos, sin perderse en tantos diagnósticos.En materia de control territorial, no puede olvidarse que Tayacaja es zona de emergencia desde hace años, y por lo tanto cuenta con presencia de las Fuerzas Armadas.También debería contemplarse que si bien en Ocobamba no se necesitarían bases contrasubversivas, porque ese distrito es un corredor de tránsito de droga e insumos químicos, en Tayacaja aún hay presencia senderista. Por ello, allí hay una base antisubversiva, aunque en realidad se necesitarían dos más.Un tema adicional es definir quién debe asumir el control de qué en el valle de los ríos Apurímac y Ene : la policía sola, la policía y las FF.AA. --como creemos que debe ser-- o solo las FF.AA. Y es que hoy existen en el VRAE unas 18 bases contrasubversivas pero solo una base antidrogas, a pesar de que el problema allí es el narcotráfico. Es más, en esa zona los remanentes del senderismo se han estimado en apenas 200 hombres. De otro lado, así como no se puede dejar que policías no capacitados en la lucha contra el narcotráfico asuman esas tareas, tampoco se puede permitir que soldados no especializados en la contrasubversión sean destacados a las convulsas zonas de emergencia.Finalmente, bien vale preguntarse cuánto se ha hecho para potenciar la inteligencia operativa y la logística de apoyo.(Edición sábado).