TLC:¿QUIÉN CREE QUE LA PARTE DIFÍCIL YA PASÓ?
11 de noviembre de 2007

La más cercana definición al TLC con Estados Unidos es que es una oportunidad con enormes ventajas e ineludibles retos. Su ratificación por amplio margen en la Cámara de Representantes --el escollo más complejo en esta primera parte del proceso-- genera amplia satisfacción y expectativa, pero nos lleva ineludiblemente al siguiente paso: la reforma interna del Estado, tantas veces postergada y ahora más apremiante que nunca. Y esto es un reto mucho mayor que el de lograr la aprobación del Congreso estadounidense.¿Cree alguien que conquistar parte de un mercado de 295 millones de habitantes es sencillo? Por supuesto que no lo es. Y este TLC hacia dentro nunca se logrará si no se define una estrategia nacional exportadora preparada para competir nada menos que en el Primer Mundo. Todo un reto que solo se vencerá si el Estado, los empresarios y los trabajadores van de la mano. Felizmente se cuenta con el primer requisito: una toma de decisión política franca y decidida dirigida desde lo más alto a impulsar la generación de riqueza en todo el Perú. El reciente artículo del presidente Alan García, sobre el Síndrome del perro del hortelano, afianza esa política. Así, frente al reto del TLC hacia dentro, todas las estrellas se van alineando correctamente. Por eso, por más complejos que parezcan, los siguientes hitos son ahora factibles de cumplir. Primero: Ordenar el Estado para que sirva al ciudadano, en especial al que produce. Se deberá empezar por derribar tanto trámite absurdo que existe para iniciar un negocio, y que solo sirve para sacralizar a esa burocracia absolutista. La tarea inmediata del aparato público es ser el mejor aliado de la pujanza privada y facilitadora de negocios. Es así indispensable ajustar la normatividad para que aquel burócrata que no colabore con ello sea de inmediato alejado.Segundo: Se requiere ejecutar cuanto antes los compromisos peruanos incursos en el TLC, dirigidos a ajustar normas para mejorar la productividad, el ambiente de trabajo, así como el medio ambiente.Tercero: Resolver el problema de la rigidez laboral en un país donde el trabajo es un bien bastante escaso. Esto, sin dejar de lado los justos derechos de los trabajadores. Pero mucha atención, hablamos de trabajadores calificados y por lo tanto capaces de labores especializadas. Hablamos de competir no solo por precio sino también en calidad de productos, y eso requiere de trabajadores con una adecuada capacidad intelectual. Cuarta: La educación, cuándo no, se convierte entonces en decisiva para que nuestra fuerza laboral esté a la altura de la demanda. ¿Habrá acaso peor señal para el país que la de no cumplir con el compromiso del 6% del PBI para la educación?Quinto: Apoyar a las pymes para que --una vez desatadas de tanta traba y adecuadamente asistidas-- accedan a convertirse en grandes empresas, como en el sector textil y comercio, entre otros. Sexto: ¿Podrá desarrollarse el país sin infraestructura? Claro que no. Carreteras, telefonía y energía eléctrica son y serán cada vez más indispensables para vencer el reto. Para ello las regiones deben asumir su responsabilidad y sacar adelante sus proyectos con más eficiencia y menos disculpas de las que nos tienen acostumbrados. Séptimo: Concretar la reconversión agrícola es indispensable. Ya se ha demostrado que sí se puede; y no solo en la costa, también en la sierra. Ahora a ampliar esos éxitos, haciendo hincapié en los niveles de sanidad internacional exigidos; y saquemos el agro adelante. En todo gran proyecto siempre hay rom-pecuentos y ahora el turno es de ciertos humalistas y viejos sindicalistas. No es que se opongan a que los peruanos, especialmente los más pobres, tengan empleo. Lo que les revienta es que sea el sistema democrático el que se los proporcione y no su esquema autocrático. Como consecuencia --y como lo decía Felipe González hace unos días-- prefieren que el ciudadano no obtenga beneficios --en este caso, trabajo--, a transigir en su ideología. Hay una gran forma de demostrar que están equivocados: generando el trabajo que ellos quieren trabar. Finalmente, quienes creen que lo difícil es el TLC con EE.UU. y luego el TLC hacia dentro, están equivocados. Hay aún un reto más complejo e importante para los peruanos: lograr la inclusión de tanto compatriota alejado de las facilidades y servicios que debe dar el Estado a todos --repetimos-- a todos los peruanos. Mientras esto no se logre, los TLC y las reformas del Estado serán solo etapas por cumplir antes de lograr el gran reto de la inclusión social. En verdad, nos queda arduo trabajo. (Edición domingo).

  • [El Comercio,Pág. A 4]
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