América Latina no le ha dado al desarrollo social de sus pueblos la misma atención que le dio a la democratización política o a la modernización económica, y la pobreza que se ha creado en su interior como países puede dañar la legitimidad de las democracias que tanto nos ha costado construir.Con esa reflexión, en tono casi de advertencia, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, inauguró anoche la 17a Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno. Nuestro desafío es renovar un pacto social ahora que nuestras economías prosperan y tenemos en común el sistema democrático y el respeto a los derechos humanos, refirió.