La minera estadounidense Doe Run acaba de cumplir diez años al frente del complejo metalúrgico de La Oroya y, según su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), para este año deberían estar solucionados los problemas de contaminación. Sin embargo, esto no ha ocurrido. Rosa Amaro, presidenta del Movimiento por la Salud de La Oroya (Mosao), se presentó ayer en el Congreso y responsabilizó al Estado y a la empresa de que continuara la contaminación en la ciudad andina, debido a que no se han cumplido los compromisos asumidos cuando se otorgó la operación minera. Esta ciudad es considerada una de la diez más contaminadas del mundo, según el instituto estadounidense Blacksmith. Eliana Ames, abogada de 65 demandantes de La Oroya ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), precisó que los pobladores afectados no se oponían a la actividad metalúrgica, siempre y cuando esta no afectase el derecho a la salud de la gente de La Oroya.