Como si desenvainara su espada marcando sobre la arena los límites de su territorio, el contralor Genaro Matute, tras la creación de la nueva Oficina Nacional Anticorrupción, precisó que respetará las labores de dicha institución, pero siempre manteniendo la independencia de su despacho. En diálogo con la prensa, Matute sostuvo que sus críticas se refieren no a la persona de Lizárraga, de quien -dijo- es una profesional intachable, sino al funcionamiento de la citada oficina que aún no define su ámbito de trabajo. "Mi preocupación es que desde esta oficina se pretenda interferir en las investigaciones que realiza la Contraloría, pero debo admitir que la presencia de una persona como Lizárraga reduce este riesgo", indicó.