Apenada, temerosa y cansada fueron los tres estados de ánimo con que ayer se definió la ex magistrada Carolina Lizárraga durante su presentación como la jefa de la Oficina Nacional Anticorrupción (ONA), a cargo del presidente Alan García en Palacio de Gobierno ante la prensa. Lizárraga dijo estar apenada por haber dejado el Poder Judicial, al que consideraba su segunda casa; temerosa por "asumir este cargo que no es nada fácil aceptarlo porque implica una gran responsabilidad", y cansada porque se habla mal de los jefes de Estado, los congresistas y los jueces.Lizárraga señaló que la creación de la ONA "no es antojadiza sino el fruto del diálogo, del consenso, que se ha venido dando en todos los sectores de la sociedad desde hace varios años. Entre otros, se basa en las recomendaciones planteadas en la iniciativa nacional anticorrupción creada en el gobierno de transición de Valentín Paniagua, en el Acuerdo Nacional suscrito durante el gobierno de Alejandro Toledo y en el proyecto de Plan de Lucha contra la Corrupción que tuvo como ente impulsor el actual Ministerio de Justicia".Acto seguido indicó que el Plan de Lucha contra la Corrupción se resume en siete aspectos, entre ellos promover la creación de un sistema anticorrupción articulado y fortalecido mediante un órgano rector que haga viable el sistema nacional de la lucha contra la corrupción. También institucionalizar en la administración pública las prácticas del buen gobierno, la ética, la transparencia y la lucha eficaz contra la corrupción.