PERÚ COMPRAS, A LA LUZ DEL DÍA
12 de octubre de 2007

Frente a las graves denuncias de corrupción, satisface que finalmente el Gobierno proceda a la creación de Perú Compras, entidad estatal que en adelante centralizará las adquisiciones estatales. De esta manera se garantizará lo que en El Comercio hemos postulado: la realización de compras corporativas, a precios justos y transparentes, y sin que medie de por medio la cabeza de algún ministro. Satisface, además, que se haya tomado en cuenta las propuestas que, a través de este Diario, presentaron expertos en el tema y la propia contraloría, para que ese organismo dependa del MEF y esté integrado por profesionales especializados, independientes, no partidarizados y, sobre todo, honorables.De la independencia de Perú Compras se ocupó ayer el presidente Alan García, quien aseguró que ninguno de sus miembros será de filiación aprista. Ojalá que así sea, a pesar de que el congresista César Zumaeta ha dicho que sería un veto no incorporar a apristas en el nuevo organismo.La independencia es fundamental y también lo es mejorar sustancialmente la tramitación y garantizar la transparencia. Una de las tareas principales de la nueva entidad es cambiar la cultura del gasto público del aparato estatal. Tenemos que pasar de ser un país preparado para no gastar, a otro capaz de realizar una gestión eficiente, con mecanismos suficientes para poder adquirir cada vez más bienes y servicios, de manera rápida y al precio justo, sin escándalos ni corruptelas.El Congreso tiene que aprobar en el plazo más corto el proyecto de ley que el Ejecutivo le ha enviado para crear Perú Compras. Mientras ese organismo no funcione, seguiremos presenciando más actos de corrupción, como los detectados en Interior y que casi le cuestan la cabeza al ministro Luis Alva Castro.Asimismo, debe aprobarse el proyecto basado en consideraciones técnicas, no políticas y al amparo de las experiencias aplicadas en otros países. No sería la primera vez que el Congreso podría excederse en sus prerrogativas legislativas, transformando las iniciativas que recibe del resto de poderes para convertirlos en leyes Frankenstein.