Al término de la sesión del Pleno del Congreso de ayer, lo lógico hubiera sido que, considerando la contundencia de los votos a favor de la moción de censura, el aprista Luis Alva Castro abandonara el Ministerio del Interior después de ocho meses. El escándalo tras la ineficiencia en la compra de patrulleros y las irregularidades en la adquisición de material antimotín ocasionaron que 51 de los 91 legisladores presentes ayer respaldaran el pedido de censura en su contra. Pero el reglamento exigía, por lo menos, 61 votos que la oposición no pudo alcanzar.En una jornada en la que destacaron más las ausencias, Alva Castro no recibió ni siquiera el respaldo de toda su bancada, pese a la presencia del premier Jorge del Castillo y del presidente del Parlamento, Luis Gonzales Posada, quien bajó al llano, más que para respaldar a su compañero, para restarle un voto a la oposición (le dejó la conducción de la Mesa Directiva a Aldo Estrada, que es de UPP).Pero lo que definió la continuidad de Alva Castro no fueron los votos a su favor, sino los 10 votos menos que obtuvo la moción de la oposición, los cuales se repartieron UPP, Unidad Nacional (UN), Alianza Parlamentaria (AP) y los nacionalistas. Unos 15 votos menos que se justificaron entre ausencias inexplicables, viajes de comisión, de representación y licencias por enfermedad .