Suena extraño que el presidente del Consejo de Ministros Jorge del Castillo anuncie el inicio de la evaluación de los integrantes de su gabinete, cuando aquello debería ser una tarea permanente y no eventual, como bien lo ha precisado el ministro de Economía, Luis Carranza, quien de paso negó que vaya a renunciar.Y es precisamente la evaluación de Carranza, quien ocupa una cartera compleja e impopular, la que no debe atender la simpatía pública. Lo que procede es analizar los resultados obtenidos en 14 meses de su gestión. En el balance, su labor al mando del MEF no solo es positiva sino que su continuidad equivale a un manejo responsable de la economía. Relevarlo ahora sería temerario, justo cuando estamos próximos a obtener el grado de inversión.Asimismo, hay que reconocer la gestión de otros miembros del Gabinete, como la de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz, tenaz impulsora del TLC; el de Defensa, Allan Wagner, empeñado en una ejemplar reforma de las FF.AA. con visión de futuro; y el de Educación, José Chang, concentrado en impulsar la capacitación y meritocracia en la escuela pública. Junto a ellos, destaca el singular desempeño concertador de Jorge del Castillo y no se quedan atrás, con sus respectivos retos Susana Pinilla, Verónica Zavala, Ismael Benavides y Rafael Rey.Hay otras gestiones en el Gabinete que necesitarán pasar por una evaluación rigurosa, ya sea para ajustar objetivos o considerar relevos. El propio Del Castillo ha precisado que esta evaluación no implica cambios ministeriales por el momento. Si bien unos cuantos portafolios están seriamente contaminados por la corrupción y la incompetencia y demandan reestructuración, como es el caso del sector Interior, la oxigenación del Gabinete está en manos del Gobierno y el deber de la oposición es contribuir a la gobernabilidad del país.