No se puede defender lo indefendible. Y, ante el grave daño que le hacía al gremio la presencia de un socio tan irresponsable y desprestigiado como Casapalca, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) decidió separarlo.El detonante fue la reiterada negativa de la empresa a someterse a una auditora independiente para determinar si cumplía o no sus obligaciones laborales y medioambientales. Pero eso es una formalidad, pues era evidente que la empresa en cuestión estaba en el ojo de la tormenta hace mucho tiempo. Ello debido a su irrespeto a la legislación laboral y a los relajados estándares de seguridad ocupacional y anticontaminantes, lo que contravenía el código de conducta de la SNMPE.Hay que recordar también que los continuos incumplimientos de estos estándares por Casapalca motivaron la intervención del Ministerio de Trabajo y de la entidad reguladora (Osinergmin). Ello en un contexto especialmente complejo para la actividad minera cuando arreciaban los conflictos sociales debido a divergencias con las comunidades y las acusaciones por contaminación, azuzadas por grupos radicales interesados.En estas circunstancias, desprenderse de Casapalca es una buena señal de coherencia que redundará positivamente en la imagen del gremio minero. Esto debe marcar la pauta para que la minería contribuya a la institucionalidad nacional, actúe con mayor responsabilidad, rechace prácticas vedadas y mantenga la calidad de su gestión laboral y empresarial. (Edición sábado).