Los peruanos debemos prestar mucha atención a los recientes sucesos políticos en Ecuador, donde el último domingo el presidente Rafael Correa ha avanzado en su proyecto de imponer una Asamblea Constituyente, en la que su partido tendrá mayoría.La mayor preocupación va por el lado de que esto parece ser una réplica del autoritario modelo chavista, que en Venezuela ya ha arrasado con los otros poderes y hace tabla rasa de los derechos fundamentales y de la libertad de expresión. Efectivamente, esta elección en Ecuador ha sido democrática, pero recordemos que así empezó Hugo Chávez, llevado al poder por el voto popular y luego forzando una asamblea constituyente que elaboró una Carta Magna a su medida. Y ya vemos cómo insiste en su proyecto personalista, apadrinado ideológicamente por Fidel Castro y con pretensiones de exportarlo a otros países, como Bolivia y Ecuador.Conocidos los resultados de la elección, Correa ha hecho un llamado al diálogo pero también, como en una escopeta de dos cañones, ha lanzado la propuesta de disolver el Congreso, con lo cual ha atizado la polarización entre los ecuatorianos. ¿Qué vendrá después? Tenemos que sacar lecciones de esto y recordar los peligros de una asamblea constituyente, como quieren algunos acá, y ponderar los beneficios de la reforma parcial, como debe seguir haciéndose en el Perú.