La cuenta regresiva llega a cero y el ministro del Interior, Luis Alva Castro, deberá presentarse mañana ante el Congreso de la República y responder un pliego interpelatorio que podría constituirse en la justificación de una probable censura reclamada por sectores de la oposición. Alva Castro enfrentará no solo la obligación de responder a los cuestionamientos por las compras de su sector, sino también a una coyuntura nada propicia para él, enmarcada por una mayoritaria opinión pública que coincide con sectores de la oposición en el reclamo de su renuncia. Esta coyuntura se ha visto complicada por la crisis que atraviesan las buenas relaciones entre apristas y fujimoristas, luego de la extradición de Alberto Fujimori.