El 7 de noviembre del 2000 Alberto Fujimori se instaló en un ambiente especial del Grupo Aéreo N° 8 y, junto con su cuñado y ex embajador del Perú en Japón, Víctor Aritomi Shinto, comenzó a ver todos los videos (se desconoce el número exacto) que habían sido extraídos aquel mismo día de la casa de Trinidad Becerra, esposa del ex asesor Vladimiro Montesinos. Tras haberlos revisado y seleccionado, ordenó que las maletas y las cajas, de donde habían salido los videos, fuesen enviadas a Palacio de Gobierno. Así se hizo. Han transcurrido casi siete años de aquellas ajetreadas jornadas y ahora el extraditado Fujimori, en calidad de recluso, deberá responder por aquellos actos ilícitos ante el vocal supremo instructor Pedro Urbina Ganvini, quien tiene en sus manos el expediente 13-2003, en el que se consignan testimonios y otros detalles del caso del allanamiento ilegal.