El gobierno parece jugar con fuego al impulsar tanto el consumo interno de nuestro gas natural como también su exportación, pese a que el desarrollo de una industria petroquímica en base a gas resultaría cinco veces rentable. Ello en un contexto donde sólo tenemos reservas de gas probadas para 20 años –y de no encontrarse nuevas reservas o seguir destinándolos a la exportación– nuestro cambio de infraestructura energética resultaría inservible para el año 2026. (Edición Domingo)