Luego del problema que significó la polémica imposición de salvaguardias a los textiles chinos, el Gobierno ha dado un buen paso para enmendar relaciones con esta potencia y, es más, ha avanzado en consolidar una asociación estratégica de cooperación integral que puede traer importantes beneficios al Perú.La presencia en Lima del vicepresidente de la República Popular China, Zeng Qinghong -dentro de su gira latinoamericana-, evidencia un cambio en la política de ese país que, en un momento de fuerte crecimiento económico (9% anual), pone los ojos en nuestra región. Ello para asegurarse materias primas y garantizar apoyo político a sus posturas en foros multilaterales, lo que debe ser materia de serio análisis de nuestra cancillería.En cuanto a las ventajas para nuestra economía, el Perú ha sido designado como destino turístico oficial para los chinos y se abren las puertas para exportar uvas a esa nación, lo que puede ser un trampolín para estos rubros que generan empleo. Eso no es todo, entre los ocho convenios firmados se contempla la promoción de inversiones, la cooperación en desarrollo de hidrocarburos, protocolos fitosanitarios y judiciales, así como el fomento de las relaciones entre empresas peruanas y chinas.Como puede verse, esta asociación estratégica con China es bastante ambiciosa y realista. Hoy, para nuestro país, no parece adecuado pensar en un TLC con China, sino más bien avanzar en un acuerdo comercial parcial que vaya ampliándose gradualmente a medida que se consolida la relación bilateral. No podemos dejar de mencionar dos cosas: que el tamaño de la economía china es descomunal respecto de la nuestra, por lo que hay que ir con cautela para evitar efectos contraproducentes; pero también que el desarrollo de la relación con China puede servir de contrapeso o reemplazar a socios tradicionales que actúan con lentitud en suscribir acuerdos.Ahora, el reto subsiguiente para los agentes económicos peruanos es redoblar esfuerzos para incrementar la producción y la productividad, de modo que se pueda competir e ingresar al gran mercado de los países del Asia Pacífico con productos de mayor valor agregado. Por el lado del Gobierno tiene que hilar fino para concretar los acuerdos comerciales sectoriales, aliviar al sector productivo de los onerosos sobrecostos laborales y burocráticos y -hay que reiterarlo- remontar el déficit de infraestructura vial y portuaria.(Edición sábado).