En su reciente visita a Lima el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, ha hecho una serie de graves advertencias que los peruanos no podemos soslayar, respecto del proyecto hegemónico e intervencionista del mandatario venezolano Hugo Chávez.Ha dicho, entre otras cosas, que Chávez financia "movimientos de convulsión e insurreccionales para desestabilizar al Gobierno del Perú". Se trata de una acusación muy grave que nuestras autoridades deben investigar con la prioridad y exhaustividad que el caso demanda.Hoy no cabe duda de la naturaleza autoritaria del régimen chavista, que últimamente ha forzado una nueva reforma constitucional con el único fin de institucionalizar una reelección presidencial indefinida, a lo que habría que sumar el avasallamiento que ha hecho de los otros poderes en Venezuela.Pero, el apetito interventor de Chávez no se queda aquí. Apoyado en la subida del precio internacional del petróleo, pretende también consolidar un proyecto hegemónico de corte socialista en la región, basado en las obsoletas ideas del castrismo cubano. Y, bajo el influjo de Chávez, este eje ha ido incorporando a los nuevos gobiernos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que con diferentes realidades y contra las promesas electorales que hicieron a sus ciudadanos, quieren copiar el modelo autoritario chavista, con estrepitosos resultados.Actualmente, el presidente altiplánico Evo Morales se encuentra inmerso en una seria crisis política con una Asamblea Constituyente paralizada y seis de los nueve departamentos protestando en defensa de la democracia y el Estado de derecho.Ecuador, en tanto, sigue entrampado en una discusión nacional sobre la eventual disolución del Congreso por parte de la Asamblea Constituyente, en medio de serias confrontaciones del presidente Rafael Correa con la prensa y con la oposición política ecuatoriana. Al mismo tiempo, Chávez ha establecido una línea de comunicación directa con el presidente argentino Néstor Kirchner, al que le ofrece apoyo financiero y provisiones adicionales de gas, entre otras cosas.Por otro lado, prosiguen los esfuerzos propagandísticos de Chávez en los países de la región a través de programas de supuesto apoyo social, como el ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que parecen ser caballos de Troya para la irradiación intervencionista del chavismo. Ayer una sucursal del ALBA fue inaugurada en el Cusco, con presencia de legisladores humalistas, lo que debe ser explicado por la cancillería peruana de inmediato.Como podemos ver, los peruanos no podemos permanecer impasibles ante las advertencias del ex presidente Quiroga, quien ha dicho que "nunca ha habido un proyecto político en América Latina de la peligrosidad, injerencia y envergadura del de Chávez", que tiene "un diseño hemisférico hegemónico".Así, observando lo que sucede en Bolivia y Ecuador, debemos tomar todas las previsiones para desmarcarnos de esa corriente desbocada del chavismo y enfrentarla firmemente con más consolidación democrática, más apertura, más inclusión social y más garantías para el ejercicio de las libertades y el pluralismo. (Edición domingo).