Los empresarios del departamento de Ica se jactaban del "desempleo cero", del boom agroexportador basado en la producción de espárragos, algodón, pisco, vinos, harina de pescado. De la próspera actividad turística. De su estratégica ubicación cercana a la capital de la República a través de la autopista Panamericana Sur. Sin embargo, dos minutos de terror fueron suficientes para acabar con todo ese optimismo.Una de las secuelas que dejó el terremoto del 15 de agosto en la región Ica será el incumplimiento de las fechas de entrega de los productos destinados a los mercados externos, sumado a la escasez de alimentos y encarecimiento del precio del transporte como se empieza a observar.Para el economista Javier Zúñiga, tal situación influirá en las proyecciones macroeconómicas que se tienen previstas para el cierre del año. "Calculo un impacto negativo de 0,5% en el Producto Bruto Interno (PBI). Es decir, que si antes creíamos que la economía crecería 8%, por esta situación, ahora lo hará en 7,5%", apuntó.