Al cierre de esta edición eran dos los escenarios en los que se centraba la emergencia en el sur del país. Por un lado continuaban las labores de búsqueda y rescate de víctimas de los desplomes, especialmente en Pisco; por otro lado, el centro de la ciudad de Ica estaba en alarma permanente por la cantidad de asaltos, robos y disparos que se estaban produciendo en la noche. La tensión era constante.El presidente Alan García indicó, desde Pisco, que el jueves el Grupo Aéreo 51 había registrado al menos 59 vuelos militares y cívicos llevando y trayendo heridos, medicinas y víveres. Ayer viernes hubo un tráfico aéreo similar. Fuentes de la base aérea indicaron que, por la cantidad de donaciones que llegaban, hubo algunos problemas iniciales de coordinación en el traslado de los mismos. Eso se reflejó en la actitud de los pobladores de distritos cercanos, como es el caso de Guadalupe (donde aún quedaban dos cuerpos atrapados bajo los escombros) y San Andrés (pueblo de pescadores que quedó seriamente afectado por el maretazo posterior al sismo del pasado miércoles), que dijeron sentirse en estado de abandono.(Edición sábado).