CNM DEBERÁ RESPONDER POR GESTIÓN ELECTORAL
26 de enero de 2005

Con una terquedad tan sospechosa como digna de mejor causa, el Consejo Nacional de la Magistratura se salió con su gusto y ha nombrado a un nuevo jefe de la ONPE.Su falta de experiencia es tan flagrante que no podemos dejar de advertir, con preocupación, la grave tarea que se ha puesto sobre sus hombros: nada menos que el manejo del proceso electoral del 2006, aparte de más de media docena de otros comicios regionales, municipales, complementarios, etc. ¿Sabrá el CNM a qué incierta aventura estaba llevando a uno de los organismos clave de nuestra institucionalidad democrática?Luego de la defenestración de Fernando Tuesta -al que se le descalificó en un concurso tan injusto como escandaloso, a pesar de contar con un currículo y experiencia que de lejos superaban al resto de postulantes-, el CNM tiene ahora que asumir la responsabilidad de lo que pueda pasar a partir de ahora en el sistema electoral. Y esperamos que a la hora de la verdad sepa rendir cuentas de sus actos.La nueva jefa de la ONPE es la catedrática Magdalena Chu Villanueva, licenciada en Estadística y doctora en Ciencias y en Salud Pública, es decir un importante currículum, pero cuya experiencia en materia electoral se reduce a haber presidido el Comité Electoral de la Universidad Cayetano Heredia. ¿Necesitábamos llegar a esta situación?Le damos el beneficio de la duda y esperamos que salga airosa. Pero el reto que asume es muy grande. No solo mantener los niveles de eficiencia y confiabilidad logrados arduamente por Tuesta, sino demostrar que su formación servirá de algo, a través de una gestión independiente y de una autoridad que se respete y que legitime y trasunte confianza a la elección del nuevo presidente. Por lo demás, al igual que en los concursos anteriores, el CNM se ha limitado a dar resultados, sin explicar detalladamente los pormenores de la evaluación, lo que deja abiertas las puertas a la especulación. La transparencia sigue siendo, pues, ajena al quehacer de este organismo, lo que es más recusable cuando está de por medio el respeto a la voluntad popular y la alternancia democrática.