Hay oportunidades que tocan a la puerta una sola vez y tenemos que aprovecharlas. Ahora se trata de los llamados bonos de carbono, que son ofrecidos por los países del primer mundo a los países en desarrollo para financiar proyectos que principalmente se orienten a la reconversión industrial y , a la vez, reduzcan radicalmente los alarmantes niveles de contaminación.A la fecha, dos empresas peruanas ya han optado por este sistema, pero tienen que redoblarse esfuerzos para concretar otros 71 proyectos que están a la espera de aprobación y que demandarán una inversión de US$3.000 millones.Esta iniciativa se remite a la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, que desde el 2005 exige a los países industrializados no solo reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, sino que los obliga a comprar una cuota anual de bonos de carbono a las industrias de países en desarrollo que inviertan en el cuidado del medio ambiente. La ventaja es que permite recuperar parte de la inversión a estas industrias por el solo hecho de usar energía limpia.El potencial es enorme, si tenemos en cuenta que nuestro país está embarcado en promover la conversión de maquinaria de GLP y gas residual por otras que usen el gas natural. Asimismo, podemos cambiar los buses diésel y petroleros --que son los principales contaminantes de nuestras ciudades-- por los que usen gas natural vehicular. También hay proyectos para la generación de energía renovable, forestación (tenemos 10 millones de hectáreas por reforestar), limpieza de lagos y ríos, etc.El Ministerio de la Producción y el Consejo Nacional del Ambiente tienen que trabajar más coordinadamente para difundir entre los peruanos estas ventajas y tramitar las solicitudes ante las Naciones Unidas. Por lo que parece, la demora en acogerse a estos proyectos deriva principalmente de la falta de información completa y oportuna sobre estos bonos de carbono.No se trata de imponer duras sanciones a las industrias y vehículos contaminantes, lo que es una manera de controlar la polución, sino de crear conciencia sobre los beneficios de industrializar y descontaminar a la vez para asegurar el futuro de nuestro planeta. (Edición domingo).