Este 2007 trajo consigo ilusión y esperanza. Venía recargado de buenas vibras para el Cusco: un nuevo presidente regional, una nueva alcaldesa y la posibilidad de que Machu Picchu pueda convertirse en una de las nuevas maravillas del mundo moderno. La ciudad inca cumplió, pero Hugo Gonzales Sayán y Marina Sequeiros todavía.Si se tiene que hacer un balance de ambas gestiones, los consejeros y regidores dan un tímido regular con tendencia para abajo. Los dos gobernantes, a través de voceros, han responsabilizado a la anterior gestión y a las trabas que colocan instituciones, como el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) y el Consejo Superior de Contrataciones y Adquisiciones del Estado (Consucode). En más de un discurso, el presidente regional precisó que los proyectos estaban y que el dinero lo tenían, pero que todas las obras eran paralizadas por culpa de trámites. Y es cierto, pero en parte. Los proyectos están estancados, pero muchos de ellos porque contienen errores. A decir de los consejeros, esto se habría podido solucionar si se contaran con técnicos capaces y que conozcan los procedimientos que exigen ambas instituciones. Dinero, para eso, también hay. Esto ha significado que solo el 16% del presupuesto destinado para inversión se haya utilizado, según informe del Ministerio de Economía y Finanzas.(Edición sábado).