San Marcos es un pequeño distrito ubicado en Áncash, que tiene menos de diez mil habitantes pero que puede jactarse de ser uno de los que más dinero tiene en el Perú. Sus ingresos duplican los de la ciudad de Cajamarca, triplican los de Ayacucho y superan incluso los de varios distritos limeños, como San Martín de Porres y Comas. La naturaleza lo ha bendecido al sembrar en sus linderos un inmenso depósito de cobre, que es explotado por Antamina. Irónicamente, su grado de desarrollo no refleja tal situación, pues el 80% de su población no tiene agua potable y el servicio eléctrico aún no llega a todos. Si hay tanto dinero, ¿por qué tienen este tipo de carencias elementales? La ecuación no cuadra, veamos por qué. La estrepitosa subida en el precio de los metales en los últimos tres años está beneficiando a muchas regiones y a varios distritos en los que se encuentran los yacimientos mineros, principalmente los de Áncash, Tacna, Cajamarca, Cusco y Moquegua. Esta marejada de dinero los ha agarrado fríos. El coordinador ejecutivo del grupo Propuesta Ciudadana, Javier Aspur, señala que estos montos han llegado sin que haya cuadros técnicos en los gobiernos locales y regionales que formulen proyectos para las inversiones. Durante el 2006, Áncash, una de las regiones que más dinero ha recibido por canon minero, solo ha logrado ejecutar el 27% de su presupuesto; Cajamarca el 33%; Moquegua el 14%; Tacna el 28,5% y Cusco el 27,9%. Aspur sostiene que la ineficiencia en el gasto, además de los gobiernos locales y regionales, es culpa de los obstáculos que se ha autoimpuesto el Estado, con la rigidez de las autorizaciones del Sistema Nacional de Inversión Públicas (SNIP) y del Consejo Superior de Contrataciones y Adquisiciones del Estado (Consucode).