Si bien los episodios de violencia y paralizaciones de las últimas semanas no son el mejor termómetro para medir el éxito o fracaso de la gestión del presidente Alan García, sí sirven para aproximarse a un diagnóstico. Es decir, mientras por un lado se proclama crecimiento y se da una ley adecuada para los maestros, los paros y las protestas se han convertido en un factor común en el país en los últimos días, lo que lleva a pensar que los logros o no están bien comunicados o no llegan a los más pobres. Lo cierto es que la popularidad del jefe del Estado ha descendido 10 puntos en un solo mes, la caída más notoria desde que llegó al poder hace un año.Lo que no es casual es que el mandatario registre sus más bajos índices de aceptación en el sur (23%) y oriente (16%), ya que en estas zonas los niveles de violencia han alcanzado sus picos más altos durante las paralizaciones de los últimos días.Dos de los aspectos positivos que los encuestados por Apoyo en todo el país destacan del primer año de gestión de García son la evaluación a los profesores (47%) y el programa Agua para Todos (37%), mientras que en los puntos negativos incluyen el incumplimiento de las promesas (51%).(Edición domingo).