Nuevos e insospechados personajes aparecen en la investigación contra la legisladora aprista Tula Benites por haber contratado a Juan Carlos Cuadros Noriega como su "auxiliar fantasma". Resulta que en su intento por limpiar a la congresista, Cuadros Noriega la hundió más: reveló a la Comisión de Etica que la ciudadana Clemencia Ulloa Gavidia "le hacía el favor" de cobrarle el salario en los cajeros automáticos de Trujillo. La sorpresa es que la aludida señora está muy ligada al tío de la parlamentaria, pues administra el Hospedaje Santiago, propiedad del ex presidente del Poder Judicial, Walter Vásquez Vejarano.