Frente a los aún bajos indicadores sociales y de pobreza , es un alivio que el sector privado, particularmente el minero, reitere su compromiso de aportar voluntariamente 538 millones de soles para financiar múltiples programas sociales y contribuir a la inclusión de miles de peruanos.Las necesidades son muchas y el Estado no dispone de los recursos necesarios para atender por sí solo áreas largamente desatendidas en nutrición, salud y educación. Sobre todo en la sierra y la selva, que también necesitan vías de acceso, así como servicios de saneamiento y electrificación. En tal contexto, el aporte minero es una muestra de responsabilidad social empresarial sumamente oportuno y bienvenido. Obviamente, esto no exime a las empresas del pujante sector minero de cumplir religiosamente con sus obligaciones tributarias, con los acuerdos laborales contraídos con sus trabajadores y con el respeto al medio ambiente y a las comunidades.Ser socialmente responsable no es solo buscar el beneficio de los accionistas, sino también de los trabajadores y de sus familias, así como del entorno social y nacional donde funciona la empresa.