Conversador y dicharachero, como si las cosas estuvieran de lo más bien en su jurisdicción, se mostró Federico Salas Guevara, presidente regional de Huancavelica, en la recepción que organizó la Embajada de Estados Unidos para festejar el Día de la Independencia. Sin embargo, a esa misma hora, medio millar de estudiantes de la Universidad Nacional de Huancavelica tomaban las instalaciones de la subestación de energía eléctrica Fríaspata y dejaba en tinieblas a varias provincias del departamento."Pedimos el inmediato pronunciamiento del JNE (Jurado Nacional de Elecciones) para que se dé la vacancia de Salas", indicaban los estudiantes, aunque el aludido, a muchos kilómetros de distancia, no podía escucharlos.Esto que podría ser una simple anécdota, es también un ejemplo de cómo algunas autoridades regionales y locales están enfrentando las distintas manifestaciones, huelgas, bloqueos, paralizaciones y demás formas de protesta que hoy vive el país. Un problema que se acrecienta cuando algunas autoridades se suman a las quejas y hasta las alientan, en su afán de no perder calor popular. Esto ha ocurrido, sin ir muy atrás en el calendario, en Áncash y Puno.Las razones para tanta actividad en las calles y las carreteras --lo que deviene en hechos de violencia-- son varias y no convergen en una única plataforma de protesta. Es más, aunque en distintos puntos del territorio puede haber manifestaciones con orígenes parecidos, las demandas también terminan diferenciándolas.