El violento y reprobable ataque de algunos grupúsculos del Sutep contra el presidente de la República en Puno desenmascara y pinta de cuerpo a este sindicato y evidencia la necesidad de que los maestros peruanos exijan su renovación o total recambio.En las formas se trata de una cúpula radical, que casi por principio rechaza no solo el diálogo sino también el cotejo de libres ideas. Y, peor aún, no duda en apelar a la violencia en la pretensión de querer imponer sus posturas a cualquier costo. ¿Cómo pueden dirigir un sindicato docente personajes de esta calaña que no aceptan el pluralismo ni saben dialogar?Estas actitudes antidemocráticas no son casualidad. En el fondo, responden tanto a la agenda politizada e ideologizada de la cúpula directriz, vinculada a Patria Roja u otras facciones filosenderistas, cuanto a su innegable pretensión de atornillarse en el manejo sindical para seguir gozando de gollerías de todo tipo. Es por ello que se oponen a cualquier cambio en la educación peruana, cuando son los principales responsables de su descalabro. ¿Y acaso han hecho alguna autocrítica? En el caso de la ley de carrera magisterial, reiteramos que se trata de un instrumento imprescindible para ordenar el sistema, así como para evaluar a los maestros y actualizarlos, de modo que nuestros hijos se beneficien de una mejor calidad educativa. Pero, a pesar de que el proyecto aprobado en el Congreso es bastante amplio, e incluso permite hasta una tercera evaluación y la reinserción administrativa, el Sutep rechaza esto también y pretende que los malos maestros sigan en las aulas. Todo ello sin importarle las graves consecuencias que podría traer y cuando lo más sensato es que un mal maestro, como cualquier otro profesional, pueda ser despedido cuando no cumple los requerimientos pedagógicos o éticos. Todos estos aspectos deben ser evaluados por los maestros peruanos, que no pueden seguir sometidos a los dictados caprichosos de un sindicato arcaico, que se niega tercamente a modernizarse y democratizarse. Ello a contramarcha de lo que sucede en el país, que hace notables esfuerzos por modernizar sus instituciones y hacerlas más accesibles y transparentes, con respeto a las libertades personales y a los DD.HH. en el Estado de derecho. (Edición sábado)