CONGRESO NO PUEDE SEGUIR DE ESPALDAS AL PAÍS
25 de junio de 2007

Intuíamos que los últimos traspiés del Congreso iban a traer cola en las percepciones de la opinión pública. Lo que probablemente no imaginamos es que la credibilidad del Poder Legislativo se desplomaría a niveles tan bajos, como los que ha revelado la reciente encuesta que difundimos ayer. El sondeo, realizado por Apoyo S.A. para El Comercio, es contundente. Un 75% de los encuestados desaprueba la gestión del Parlamento y 81% no se siente representado por sus miembros debido a una larga lista de deméritos: incumplimiento de promesas y de responsabilidades constitucionales, intereses creados, debates bizantinos e insustanciales, ineficiencia y corrupción.El Congreso se halla desfasado, los parlamentarios caminan de espaldas al país, pensando que aún pueden legislar impunemente como antaño, en beneficio de sus partidos e incluso por encima del interés público. ¿Se olvidan acaso que quienes los eligieron fueron los ciudadanos y no sus agrupaciones políticas? ¿No se dan cuenta de que el país ha cambiado? Y es que ahora, con una mayor esperanza en el futuro, los peruanos exigen, con una vehemencia probablemente desconocida y desconcertante para muchos políticos caducos, que sus instituciones funcionen bien. Todos están dispuestos a rechazar e incluso defenestrar a quienes han hecho de la política un negocio.El país avanza, pero el Parlamento no solo no cambia ni mejora sino que se resiste a cambiar y a mejorar. De otra manera no se explica que, como muestra la encuesta, el 55% considere que el Congreso ni siquiera cumple con tareas primordiales, como la de elaborar las leyes. Todo ello ha llevado a que su aprobación bordee el récord histórico más bajo de los últimos diez meses. ¿Cómo recuperar el respeto del país? Tendrán primero que reconocer la gravedad de los últimos escándalos y, en especial, la descalabrada votación de los cuatros miembros del Tribunal Constitucional, ahora en revisión. Luego deberán aceptar que los peruanos ya no les van a permitir, bajo la excusa de ser personas políticas, que se sientan en el derecho de hacer prevalecer sus intereses y con ello coartar las instituciones que sirven al pueblo. Solo entonces podrán empezar a recuperar el respeto de l país. Por el bien de todos, hacemos votos para que depongan la soberbia y que con humildad atiendan el llamado de los ciudadanos que los eligieron, que exigen ser escuchados y atendidos de la manera que merecen.