Agustín Mantilla está en Trujillo desde el jueves. Allí decidió romper su silencio y, en exclusiva para La República, habló de Alan García, del Apra, de Vladimiro Montesinos y del operador de la mafia Oscar López Meneses. Cada una de sus apariciones públicas coloca al gobierno de su ex partido en una situación muy incómoda...Muchos, evidentemente, quisieran que desaparezca. No sé por qué un ciudadano como yo no pueda participar en la vida política y social del país. Tengo, como todos, mis derechos. No le debo nada a nadie. Soy libre de elegir los sitios a donde voy y reunirme con los amigos que yo quiera.Sin embargo, hay la sensación de que usted quiere transmitir un mensaje. Y ese es: "¡Aquí estoy, por si acaso!".Esa es la interpretación de algunos periodistas que buscan hacer noticia. No pretendo influenciar sobre el partido y menos al gobierno. Pero soy un aprista de corazón, de espiritualidad, de cerebro, nada más.¿Usted sigue teniendo contacto con dirigentes apristas? Claro. Tengo una amistad desde hace más de 45 años con muchos líderes como Armando Villanueva, a quien visito, y con otros, con quienes comparto una taza de café. No estaré inscrito en el partido ni tengo vínculo, pero sigo siendo aprista. Me causó un gran dolor el tener que apartarme del partido tras ser expulsado. Acepté mi responsabilidad.(Edición domingo).