Nuevamente tenemos que denunciar la indignante postura de algunos congresistas, sobre todo de la bancada aprista, que a pesar del escándalo repudiado por la ciudadanía, insisten en llevar al extremo de la politización la elección de cuatro miembros del Tribunal Constitucional.El vocero aprista, Javier Velásquez Quesquén, y el ex presidente de la comisión evaluadora, Aurelio Pastor, ambos del partido aprista, han llegado a decir que "tiene que haber un acuerdo político ya que se necesita 80 votos y el que tiene los 80 votos será elegido; y el que no los tiene, se acabó".Esto es un extremismo inaceptable e insultante para los peruanos. La Carta de 1993, a diferencia de la de 1979 --que repartía la designación entre el Ejecutivo, el Parlamento y la Corte Suprema-- delega totalmente en el Congreso la facultad de nombrar a los miembros del TC, precisamente para afirmar la legitimidad democrática de la entidad, pero confiando en que se dará prioridad a dotar al país de los mejores magistrados. Nada, pues, más ajeno y contrario a la repartija politiquera que algunos grupos insisten en promover ahora, quién sabe con qué oscura intencionalidad futura. Ello llevaría a trastrocar totalmente la esencia, función y legitimidad del TC, llamado a ser el órgano de control de la Constitución, por lo cual tiene que asegurarse, a toda costa, su autonomía e independencia. ¿Cómo podría el TC garantizar el cumplimiento de la Constitución si sus miembros actuasen en función de los intereses políticos de las bancadas que los nombren? ¿Se dan cuenta los congresistas del descalabro institucional a que esto podría llevar?A mediano plazo, es obligación de los parlamentarios evaluar y mejorar el modo de elección de los miembros del TC, de manera que se ponga coto a los arrebatos de algunos por tomar la institución como un botín político. Y, a corto plazo, en la anunciada elección del miércoles próximo debe asegurarse que sea uno por uno; con escrupulosa ponderación de méritos profesionales y académicos y trayectoria ética y democrática; y totalmente transparente y televisada en directo, de modo que los ciudadanos sepan por qué tipo de congresista votaron y tener eso en cuenta para los próximos comicios. El Tribunal Constitucional es de todos los peruanos y no de un grupete de parlamentarios que quieren mediatizarlo y someterlo. Por lo mismo, si bien la elección se da en un foro político como el Congreso, sus miembros están llamados a actuar pensando en el país, en su estabilidad política e institucional y en su futuro, antes que en pretender contar con uno u otro magistrado obsecuente o parcializado.En concreto, si el Congreso no puede ponerse de acuerdo para escoger a los cuatro mejores magistrados, entonces que no elija a nadie. Podrán entonces los parlamentarios pensar en cambiar el sistema para que otro organismo sí lo haga de mejor manera. Pero, deben tener muy presente que cualquier viso de repartija sería inevitablemente denunciado, una y otra vez, en todos los medios y en todos los tonos. El país está cambiando y no acepta que políticos abusivos le coarten sus instituciones.